martes, 25 de octubre de 2011

De amores

Días como este, una siente muy adentro, en la piel, en el alma, en la panza, un amor muy grande. Que sin dudas supera ampliamente lo que podamos entender con palabras. Por esto que vaya una a saber quién merece el mérito de haberle dado la oportunidad de hacer. Por ver en los ojos de las personas las ganas de concretar esto o aquello en pos de esto otro o aquello otro. Pero más aún, siento amor por lo mucho que me conmueven los ojos de una parte importante de quienes me rodean. No tengo dudas: es buen signo. Hay presente, en mi aire, un amor inconmensurable por los y las jóvenes de esta tierra.

Jóvenes que sufren todos los días los golpazos de este sistema desigual por definición. Jóvenes que cargan con mochilas inimaginables, que tienen hambre y eso es lo menos grave. Pero, por prejuicio será, una nunca jamás se hubiera pensado a sí misma capaz de recibir tanto de ellxs, ni los hubiese pensado a ellxs capaces de ofrecer tanto. Si no, más bien, lo hubiera pensado al revés, gravísimo error... No se mide, no se pesa, no se ve, pero nos regalan cosas que se sienten muy adentro y muy afuera, a flor de piel.

Será que las corridas, los momento burocráticos, la estructuración y sistematización de todo y sobre todo la institucionalización son factores que, entre otros roles, cumplen el de herramientas de la hegemonía para endurecernos todos los días un poco, y sí, nos endurecen. Pero no hay dureza que resista esto de que hablo. En gestos, cartas, comentarios, en disposiciones físicas, en los ojos del otro y la otra podemos conmovernos hasta las lágrimas, basta permitírnoslo (si usted es medio denso con eso de demostrar el cariño, como yo, verá que ni permiso se pide).

Y la cosa tiene que ser necesariamente así, hay cuervos al acecho y si una no absorve todo eso cual esponja, tarde o temprano la termina pifiando. Yo sufro muchos dolores que no me pertenecen, pero tengo esa cualidad; me permito conmoverme y sorprenderme hasta la médula con mis compañerxs, porque entiendo que la mejor y única forma de hacer las cosas, es con ellxs...

Así una se la banca con mucha pasión, sin padecer, sin endurecerse más de lo estrictamente necesario, sin colapsar, nada más simple: hay que conmoverse a cada paso, con las miradas que valen la pena.

miércoles, 19 de octubre de 2011

No duele menos, duele más

Muy poquitas cosas supe de Mariano en un año... que había ido a alguna actividad por Luciano, que estudiaba en Avellaneda, que ya luchaba en 2001, que era del PO, no sé si mucho más... que le gustaba el cine y amaba luchar por conquistar ese horizonte del que hablamos, muchxs dan testimonio de lo último con conocimiento de causa.

Se lo dije a una compañera, la fotografía de Mariano se convirtió en un símbolo que no es poca cosa ni lugar común en mí, se convirtió en un pilar de mi lucha. Por la fortaleza que transmite, la sonrisa segura, la conmoción de la mirada, la espontaneidad de la imagen, ¿no? Está como dándose vuelta para seguir con su cántico. Está como pendiente de todo... Sobre todas las cosas es pilar de mi lucha, por la suya.

Mariano es para mi uno de lxs primerxs que viene a reafirmarme aquí y ahora sin conocerme ni conocerlo, alguien de quien supe ya movilizada, ya luchando, ya sabiendo que amo este lugar como a nada en el mundo, estaba en el camino y cayó un compañero, que dolor, cuántas cosas entendí, cuántas empezaron a pesar el doble...

Eso no sólo da cuenta de mi edad, sino también de quién fue él... entendí mejor que nunca lo que vane uno/una entre todxs, y cuánto debe valer para no ser olvidadx... pero más aún, que lo valoran como se mereció y se merece.

Vi en mis compañeros y compañeras el dolor de la gran pérdida que significó Mariano, me solidarizo con ellxs y empiezo a sentirlo en carne propia, cada día más cerca, cada día más profundo, más movilizado, más en la calle.

Y una de las cosas que en principio pensé como contradicción, lo entendí porque lo siento: pasa el tiempo y no duele menos, sino más. No es contradicción, claro, son las vueltas del amor por alguien, o por algo. En mi caso, el amor que le tengo por haberme dejado huella y la bronca que da que en otrxs nadie haya dejado ninguna.

Mariano es recordado, y todo esto es mérito suyo... qué solidario habrás sido, compañero, qué valentía la tuya, qué pasión transmitís...

MARIANO FERREYRA VIVE EN CADA COMPAÑERX, Y LO VEMOS TODOS LOS DÍAS EN LA LUCHA!!