jueves, 27 de enero de 2011

Lo importante es eso, Luciano

A veces me duele, a veces me pesa, a veces no lo entiendo, a veces me enfurece, a veces me da una cosita de alegría triste y tristeza alegre. Y a veces pienso y pienso... y no sé qué carajo pensar ya.

Sólo te puedo decir, donde quiera que estés, que ya van dos años sin que los tuyos te vean sonreír más que en fotos... y eso, a todos, debería provocarles una inquietud, bastante inquieta. Me duele haber entrado en este círculo tan valioso en una situación como esta, me duele pensar que jamás hubiese sabido de tu existencia de otra forma (tal vez sí). Me duele saber que te merecías otra cosa y saber quién sos cuando ya no puedo saber quién sos.

Tu hermana, tu mamá, los hermanos menores, los más enanitos del barrio, las madres de la plaza, los amigos nuevos y los viejos, periodistas, abogados, militantes. ¿Sabés que todos te conocen, verdad? Y lo importante de eso, Luciano, es que hoy tu corazón está latiendo en el nuestro, lo importante, Lu (hasta te digo Lu, porque te siento tan cerca... si supieras cuánto), es que todos y cada uno de nosotros es responsable de no olvidarte. Y más aún, de recordarte todos los días, de mantenerte vivo, de enorgullecerte porque estamos orgullosos de vos, de hacer de la llamita que fuiste cuando se aprovecharon de vos, una llamarada que no pase desapercibida; que sea sostenida por nuestro sudor, sí, pero sobre todas las cosas por tu valentía, por tu maravillosa sonrisa, esa que contagiás hasta en las fotos, que sea sostenida por los sueños que tuviste y las responsabilidades que asumiste siendo tan pibe, que no tenías por qué. Que ellos no tenían derecho, carajo...

La conmoción que me genera pensar en estos dos años, me impide hoy escribir un texto de carácter militante (por suerte). Y me permite sonreirte, desde donde estoy, hasta donde estés. Asegurarte por mí y por tantos más, que vos estás un poquito en cada uno, porque te lo merecés. Porque, como le dije una vez a la petisa, me pesó tu nombre, y no me pesó porque tenemos la misma edad, ni porque vivimos cerca. Me pesó por las diferencias, por las necesidades, que no tenían ni puta que ver, y hoy diría que son las mismas.

Lu, como dice Mónica, debés estar mirándonos y riéndote de lo que generaste, de lo mucho que nos cuidás, de lo mucho que te hablamos en acciones y en palabras. Espero que sea así, me gustaría que sea así. Sos lo que creo, estás acá y por vos es mucho de mi vida, sentirte cerca para mí es la seguridad de tenerte cerca. Y también debería pedirte perdón. Y acá me vuelvo a tomar el atrevimiento de hablarte por mí y por otros... porque no te cuidamos a tiempo, pedirte perdón en carácter de piba, pedirte perdón por los pibes y pibas que no te conocen, o no te quieren conocer, y prometerte. Prometerte eso, que no te olvido, que estás donde estemos y que sos uno de los infaltables, desde hace dos años y para siempre, dentro de mí.

Y gracias, por enseñarme tanto, enseñarme todo, darme aliento para conocerte, regalarme esa sonrisa que parece que dice como que pasá, que sos bienvenida, que podés entrar en mi mundo, que faltan cosas pero, carajo, que sobra amor. Carajo que en esta familia cuando hay que estar se está, y no se falla. Gracias por mostrarme tu casa, tu mamá, tu hermana, tu barrio, tu gente, gracias por compartirlos, por cuidarlos, por dejarte cuidar y hacerte escuchar en nuestra voz y en tu risita corrompida; en tu foto con guardapolvo, esa es la que más me gusta. Porque esa foto es vos, es tu historia y lo que te merecés, es la única responsabilidad que te correspondía a tu edad, y es la que tuviste que resignar, para ocuparte de otras cosas, y defenderte de otras. Y así y todo, con lo que costó, esa foto me demuestra una y mil veces que, atorrante y simpático como te pintan, en ese espacio querías estar porque sabías que -mal que mal- te pertenecía. Sabías que si tu hermana quería que estuvieras en la escuela, eso significaba sin pensarlo dos veces, que era el mejor lugar en el que podías estar. Y entonces, aunque no te gusta estudiar, en la foto sos feliz porque Vanesa tiene razón. Porque Vanesa quiere que seas feliz, y si alguna vez lo dudaste, acá la tenés.

Igualita a vos, con esa risita también corrompida, con algunos años más pero la misma fortaleza, la misma valentía, la misma alegría para defenderse. Porque es sensata y sabe que nuestra alegría es su debilidad. Y sabe también, como vos y yo, que justicia acá o allá, justicia legal o popular, lo importante es la seguridad de que no te fallamos, y que somos concientes de que ahí; esos cosos que no tienen una palabra que los defina, porque no se puede explicar su cobardía, su falta de inteligencia, su manipulación compulsiva, su, su, su... Esos que decía, ya están tras las rejas, ya les pesa, ya les cuesta, ya están ahogados. Porque lo que va vuelve, y no hay vuelta atrás. Eso, todo eso, lo sabremos todos, pero ella nos lo enseñó.





31-1-11 Dos años sin Luciano Arruga

6 comentarios:

  1. Hermoso!
    Comprendo mucho tu sentimiento,y lo cerca que sentís a Luciano. Se lee que sos una apasioanada y me alegra tanto que vuelques esa pasión a la militancia...
    Nos vemos mañana linda!

    Un abrazote

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  2. Gracias Pau! Nos vemos mañana :)

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  3. Hermosa nota , hermosa, no tengo mas palabras

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  4. Gracias Ale, creo que debés haber entendido bastante mis palabras. Te mando un abrazo, y nos vemos mañana

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  5. Vos sos como Luciano, una niña que cuando comienza a ser mujer, en esa etapa que le llaman adolescencia, se le planta a la vida para conmover a quienes, casualmente, llegan a conocerte

    Marcelo

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  6. Ja, sería lindo ser esa que decís. Gracias Marcelo, abrazo

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