jueves, 26 de mayo de 2011

Luciano no está

Luciano no está. Es ese fulanito del que hablamos precisamente cuando hablamos de nadie. Es ese al que elegimos decirle de todo porque sabemos que no se puede defender. Es ese al que elegimos tratar como a otro por respeto a que no se puede defender. Es uno menos, y uno más.

Luciano es ese muchachito que moviliza todo lo que ponemos en marcha. Es quien no nos deja solos y a quien decidimos no dejar solo en ésta. Luciano es ese pibe.

Luciano es el de la calcomanía, ese atorrante. Ese adolescente que no tiene derecho a réplica ante tanto hijo de puta. Y el derecho que no tiene nos lo atribuimos -en la medida de lo posible- nosotros, los que respondemos por él.

Luciano es también un nenito, nada de otro. Un nenito que bajo ningún concepto pudo ser otro. Porque esos nenitos, derecho a eso, tampoco tienen.

Pero Luciano no tiene derecho a réplica por no estar. Y tampoco tuvo derecho a réplica cuando estuvo. Por ser Luciano y no ser otro. Por no tener derecho a ser otro no tuvo derecho a réplica. Y Luciano, el que no es otro por no tener derecho, se atribuyó un derecho que no le correspondía a un Luciano, y replicó. Y así, dicen que la pifió.

Este Luciano que te digo, se cagó en los no derechos de ser un Luciano, por saber que todo lo dicho hasta ahora está mal. Y también se ganó el papel de Luciano, porque Luciano no es cualquiera, no es otro.

Luciano Arruga es otro más, y uno menos.

Y se cierra el destacamento donde a Luciano le dijeron cuáles eran sus no derechos. Los que respondemos por él estamos más tranquilos.

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